02 marzo 2010

Cuando la distancia hace el olvido...

Puede ser que se trate de un espejismo. Pudiera ser que estuviera, una vez más, soñando... Sinceramente, no lo sé.

Tan sólo me dejo llevar por tu recuerdo, a veces nítido, a veces difuso.

El péndulo de mi reloj de pared se ha parado por un momento. Cierro los ojos, y te veo. A veces cerca, a veces lejos.

Sabes tan bien como yo que elegimos la opción adecuada: aquélla que no nos dañara... Quizás fuera la más fácil, la más práctica, la más coherente... y la más acertada.

El tiempo lo coloca todo en su sitio... y la distancia pudiera hacer que me olvidara de ti...
Sinceramente, no lo sé.

Tan sólo me dejo llevar por tu recuerdo, a veces nítido, a veces difuso.

El péndulo de mi reloj de pared se ha parado por un momento. Cierro los ojos, y te veo. A veces cerca, a veces lejos.

Me siento rara. Es como si mi pensamiento se hallara en un bucle del tiempo...
Sinceramente, no lo sé.

Tan sólo me dejo llevar por tu recuerdo, a veces nítido, a veces difuso.

El péndulo de mi reloj de pared se ha parado por un momento...

3 comentarios:

  1. Los relojes de pared siempre tienen momentos de parada, siempre que no se les haya dado cuerda.
    De todas formas, estar pendiente de ellos llega a ser fatigoso. Es ese tic tac obsesivo y aparentemente vivo.

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  2. Así es la vida,..., como un péndulo, a veces hacia un lado, a veces hacia el otro..., asi me siento yo, a veces sonrio y a veces lloro, así es mi vida, y asi es la tuya,...como un péndulo.

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  3. Siempre me he preguntado qué pasaría si cojo el péndulo y lo dejo quieto. Una vez quieto, moverlo hacia el lado opuesto al que se espera que se mueva. El tic-tac prolongado acaba siempre en el estallido de una bomba.

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