Fue extraño... se preguntaba cómo dos personas que nunca antes se habían mirado, que nunca el tiempo habían compartido, que desconocían a qué se dedicaban o cuáles eran sus nombres y qué fuerza de atracción tan fuerte habría actuado entre los dos en aquel segundo de aquella tarde, que cruzaron sus pupilas, y con ellas, sus corazones...
Realmente, nada tenían que esconder... aquella noche se entregaron totalmente... sus cuerpos, entrelazados, escindieron sus almas en una sola. Una misma respiración. Un sólo latido.
Al día siguiente, se despidieron con un suave beso, lleno de ternura, cariño y nostalgia... ambos sabían que no volverían a coincidir, ni en el espacio ni en el tiempo.
Han pasado muchos años de aquel encuentro... y, a la fecha, en la soledad de sus pensamientos, aún les viene el recuerdo de aquella mágica noche, en la que compartieron secretos, pasión, sonrisas, palabras, ternura... con alguien que supo llegar a su alma.
Porque un día fueron una sola respiración... Un único latido... Un mismo sentir.
Porque siempre sería especial.
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Amarse no es mirarse en uno en el otro, sino mirar juntos en la misma direccion. A veces, esas miradas se cruzan, se entienden, se escuchan, y entonces se produce el milagro, el milagro del amor.
ResponderEliminarSe buscan hombres para peligroso viaje. Salario reducido. Frio penetrante. Largos meses de completa oscuridad. Constante peligro. Dudoso regreso sano y salvo. En caso de exito, honor y reconocimiento.
ResponderEliminarAnuncio en Times. Diciembre de 1901
(Ambos comentarios realizados por ARQuimedes)
No estoy segura si los protagonistas de mi relato mirarían ambos hacia la misma dirección... supongo que no tuvieron tiempo para descubrirlo... Lo único que sé es que se supieron encontrar. Se supieron mirar. Se supieron respetar. Y, por un día, se supieron amar...
ResponderEliminarPor cierto, viaje interesante y misterioso el del anuncio del Times, Arquímedes... me pregunto cuántas personas embarcarían en él...
“Casi…”
ResponderEliminar…sin pensarlo, empezó a teclear una letra tras otra...y cuando se quiso dar cuenta, ya tenía la primera palabra. El primer paso ya estaba dado…no había resultado tan difícil…incluso esbozó una pequeña sonrisa al verla escrita. Respiró profundamente con cierta satisfacción…
Era la primera vez que se encontraba en aquel lado…, y tuvo que admitir que le entró cierto miedo escénico al saberse dónde se encontraba. Siempre había admirado y respetado a quien hacía aquello con toda naturalidad, para posteriormente compartirlo con los demás.
¡Vamos!, se dijo a sí mismo para insuflar cierto valor en su cuerpo. Tras la primera palabra, ya todo sería más fácil…y así continuó…escribiendo acerca de su pequeña experiencia recién vivida…
”…sin pensarlo, empezó a teclear una letra tras otra….”
aNÓNIMO
aNÓNIMO... Simplemente, precioso... Me ha encantado tu sencillez, sinceridad, y arrojo... Me gustaría tenerte más de una vez a este otro lado y que me compartas tus pensamientos. Ha sido todo un regalo leerte esta noche. Gracias!
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