"...Allí quedó encerrado don Carnal, muy cuitoso;
estaba, del combate, muy flaco y congojoso,
doliente, malherido, destrozado y lloroso;
no le visita nadie cristiano religioso."Así me ha apetecido comenzar la entrada de hoy... Con los últimos versos de la batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma, pertenecientes al Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita.
Hoy comienza la Cuaresma cuando aún nos dura "la borrachera" de los carnavales en nuestra mente y nuestro cuerpo. El sábado pasado fui espectadora de las chirigotas, comparsas y coros que actuaron en el Falla y que vinieron para deleitar al público sevillano con sus coplas. Este año la ubicación del escenario fue en la Plaza del Triunfo. Y allí estaba yo... que por momentos me abstraía y contemplaba aquella estampa tan singular: los protagonistas de estos carnavales (fiesta pagana por antonomasia), cantando y actuando a los pies de la mismísima Catedral. El escenario era de una belleza simpar (para una enamorada de la Giralda y Catedral de Sevilla como yo) y, todo hay que decirlo, extremadamente pintoresca!
Hoy es Miércoles de Ceniza. Para cualquier persona puede ser un día normal y corriente, nada tiene de particular... Pero para los creyentes y practicantes de la fe Católica, hoy es un día especial.
No sé si será por mi forma de ser, un tanto reflexiva... por lo que disfruto mucho de esta etapa del año. La Cuaresma es una etapa de reflexión, de conversión. Nos preparamos para la Pascua de Resurrección. Y de manera particular, realizo un acto de contrición y pienso detenida y concienzudamente sobre todos los aspectos de mi persona, y lo que debo cambiar y madurar...
En la imposición de la ceniza en la frente, el sacerdote esta mañana dijo unas palabras:
"Recuerda, hombre, de que eres polvo y al polvo has de volver"... Ahora que por mi trabajo, tan en contacto directo como estoy con la muerte, estas palabras cobran aún más significado... Realmente nuestro cuerpo como materia, no es nada... No somos nada! Pero tenemos un alma grande! Y es con ella y por ella por la que nacemos, vivimos y morimos... para resucitar después! O al menos, esa es la fe que practico: Pasar por este mundo material intentando ser feliz y hacer feliz a los que me rodean y poder cerrar los ojos a este mundo en el ocaso de la vida, con total paz, serenidad y seguridad de haberlo hecho lo mejor posible... quedando, así, mi alma viva en los corazones de los que me conocieron, y por qué no, en el corazón de Dios...
Para todo aquel que quiera... os deseo una buena etapa de recogimiento y meditación!