08 junio 2010

Ocaso

Su vida se va apagando aunque su pupila aún conserve el fiel reflejo de aquel niño que soñó con ser alguien grande... Trabajador, luchador donde los haya, y una naturaleza de 95 años que, aunque su organismo le invite a dejar de comer y beber, su espíritu, constante y fuerte, le sigue dando cuerda... y él sigue tirando... Observo que, cada día que pasa, esa cuerda que, primitivamente era una soga, ahora es mucho más delgada... y en breve se convertirá en una guita... y posteriormente en hebra...

95 años en esta vida... y 28 los que yo te llevo cerquita... ¡ÁNIMO mi Llelle! Te quede o no "cuerda para rato", tu familia, a la que te cuesta ya reconocer, estamos y estaremos contigo...

...Hasta que no tengas más ganas de seguir tirando de tu cuerda...

2 comentarios:

  1. Eos, encanto, gracias por tus palabras, me alegra encontrarte por el blog, es bueno estar liada con el trabajo, y más en los tiempos que corren ;)
    Una entrada muy entrañable la tuya, es cierto que hay personas con 95 años que siguen tirando de la cuerda al máximo, con un espíritu que sorprende a cualquiera, sin embargo la entrada que yo escribí el domingo es por una persona más joven que se consume poco a poco por esa enfermedad llamada cáncer, es una pena ver como en tan poco tiempo alguien con tanta vitalidad puede ir marchitándose de esa manera, hasta el punto de no controlar nada por si mismo. En este caso me refiero a un familiar allegado a mi, asi que cuando me cuentan como le va, pues yo vivo en otro pueblo, me da mucha pena... Pero también he conocido casos de familiares más lejanos, o amigos, y en todos los casos el sufrimientos de ellos y de todos los que lo rodean es inevitable, pero es cierto que lo mejor, cuando llegan a este punto, es desear que descansen para siempre y que su alma consiga la paz que se merecen.
    En fin, ya sabemos que es cuestión de días, y lo peor no es que sabemos que se va, sino que día a día esta persona sufre por él y por todos los que le rodean, pues sus facultades mentales están perfectas.
    Qué te voy a contar a tí que no sepas de esta enfermedad.

    Un besazo.

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  2. Dulce de verdad. Dulzura que en letras de un alma sensible se toca. Yo no conocí a ninguno de mis abuelos. Un abrazo para el tuyo. Y un besito para ti.

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