Aquél era su particular diario de pensamientos... y en él plasmaba sus inquietudes, deseos más ocultos, sus tristezas, y todo lo que su alma y corazón le incitaran a vivir y morir...
Lo que él no sabía es que a su lado existía una persona que leía su mirada y su cabeza y sabía más de lo que él se imaginaba... ese terrible y admirado sexto sentido que dicen poseer las mujeres...
Y mientras el tiempo hace mudanza, ella mira, calla, y espera...
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